Se ocupa de la adquisición, el
financiamiento y la administración de bienes con alguna meta global en mente.
Así, la función de decisión de la
administración financiera puede desglosarse en tres áreas importantes:
Decisiones de inversión:
La decisión de inversión es la
más importante de las tres decisiones primordiales de la compañía en cuanto a
la creación de valor. Comienza con
una determinación de la cantidad total de bienes necesarios para la compañía. Piense en la deuda y
el capital de los dueños que se lista en el lado derecho del balance general.
El director financiero necesita
determinar la cantidad de dinero que aparece arriba de las líneas dobles en el
lado izquierdo; esto es, el tamaño de la empresa. Aun cuando este número se conoce,
todavía debe decidirse la composición de los bienes.
Por ejemplo,
¿qué porción
de los bienes totales de la empresa debe destinarse a capital en efectivo o a
inventario? Además, el lado opuesto de la inversión la des-inversión no debe
ignorarse. Es posible que los bienes que no se pueden justificar económicamente
tengan que reducirse, eliminarse o reemplazarse.
Financiamiento:
La segunda decisión importante de
la compañía es la decisión financiera. Aquí el director financiero se ocupa de
los componentes del lado derecho del balance. Algunas compañías tienen deudas relativamente grandes, mientras
que otras casi están libres de endeudamiento.
¿El tipo de financiamiento
empleado marca la diferencia? Si es así, ¿por qué?
Y, en cierto sentido, ¿se
puede considerar una mezcla de financiamientos como la mejor.
Por otro lado, la política de
dividendos debe verse como parte integral de la decisión financiera de la
compañía. La razón de pago de dividendos determina la cantidad de utilidades
que puede retener la compañía. Retener una mayor cantidad de las utilidades
actuales en la empresa significa que habrá menos dinero disponible para los
pagos de dividendos actuales. Por lo tanto, el valor de los dividendos pagados
a los accionistas debe estar equilibrado con el costo de oportunidad de las
utilidades retenidas como medio de financiamiento de capital.
Una vez que se decide la mezcla
de financiamiento, el director financiero aún debe determinar la mejor manera
de reunir los fondos necesarios. Debe entender la mecánica para obtener un
préstamo a corto plazo, hacer un acuerdo de arrendamiento a largo plazo o
negociar una venta de bonos o acciones.
Administración de bienes:
Por último la decisión de administración de bienes. Una vez que se
adquieren los bienes y se obtiene el financiamiento adecuado, hay que
administrar esos bienes de manera eficiente. El director financiero tiene a su
cargo responsabilidades operativas de diferentes grados en relación con los
bienes existentes. Estas responsabilidades requieren que se ocupe más de los
activos corrientes que de los activos fijos. Una gran parte de la
responsabilidad de la administración de activos fijos recae en los gerentes
operativos que emplean esos bienes.
Por otra parte tenemos dos áreas importantes que deben mencionarse.
La meta de la compañía
La administración financiera
eficiente requiere la existencia de algún objetivo o meta, porque los juicios
sobre la eficiencia de una decisión financiera deben hacerse a la luz de algún
parámetro. Aunque es posible tener varios objetivos.
Las acciones
comunes dan evidencia de los propietarios de una corporación. La riqueza de los
accionistas se representa mediante el precio unitario de mercado de las
acciones comunes de la empresa que, a la vez, es un reflejo de las decisiones
de inversión, financiamiento y administración de los bienes de la compañía. La
idea es que el éxito de una decisión de negocios debe juzgarse por el efecto
que tiene en última instancia en el precio de las acciones.
Creación del valor
Con frecuencia, la maximización de la ganancia
se presenta como el objetivo adecuado de la empresa. Sin embargo, de acuerdo
con esta meta, un administrador puede mostrar incrementos continuos en la
ganancia simplemente emitiendo acciones y usando los fondos para invertir en
bonos del Tesoro. Para muchas empresas, el resultado sería una disminución en
el reparto de utilidades de cada propietario; es decir, las utilidades por acción
disminuirían. Por consiguiente, maximizar las utilidades por acción con
frecuencia se considera una versión mejorada de la maximización de la ganancia.
No obstante, maximizar las utilidades por acción no es una meta totalmente
adecuada porque no especifica el momento o la duración del rendimiento
esperado.
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